Por:
Ricardo Romero.
El inicio de una fase decisiva para la región
Las negociaciones entre el gobierno colombiano y las FARC entran en una segunda fase, la de hacerse públicas y formales las conversaciones secretas entabladas en La Habana. Esto marca un paso más hacia el cierre de un conflicto que lleva medio siglo. Que comenzó hacia 1964, cuando grupos comunistas armados, formados durante el Bogotazo en 1948, decidieron sostener al Frente Nacional contra la ofensiva que el Ejército colombiano desató contra la República Marquetalia.
Desde ese momento, las FARC se convertirían en la guerrilla más numerosa de América Latina y con el tiempo, en la más antigua.
Señalar este punto de comienzo es importante, porque más allá del debate actual, en el que intentan calificarlas de terroristas, lo cierto es que la guerrilla surge de un momento de confrontación social y política, donde las garantías constitucionales estaban suspendidas. Igualmente, lo importante es que se deja de lado este punto, y comienza una negociación, donde definitivamente las FARC se constituyen como un actor a legalizar. Es que su grado de influencia es insoslayable: cuenta con unos 18 mil integrantes y una influencia en 24 de los 32 departamentos de Colombia, especialmente al sur y oriente del país.
En el próximo encuentro, que será el 15 de noviembre en La Habana –donde tuvieron lugar las primeras gestiones– se va a profundizar en los cinco puntos de la agenda pactada. Será en primer término el desarrollo agrario. Posteriormente, se avanzará en participación política, narcotráfico, desarme y derechos de las víctimas. Un largo camino que cambiará la geopolítica del continente.
Tan es así, que en conversaciones con este analista, el representante del PC argentino en el Foro San Pablo comentó que "los partidos colombianos miembros –Polo Democrático Alternativo, Partido Comunista, Presentes por el Socialismo, y Marcha Patriótica que encabeza Piedad Córdoba– están a favor de un proceso de paz". A su vez sostuvo: "El Foro de San Pablo ve positivo ese desarrollo, porque la integración latinoamericana requiere un continente en paz y que esté libre de bases militares extranjeras."
Es que el accionar de las fuerzas de izquierda en la región es importante, porque las diferencias entre el gobierno colombiano y las FARC sólo podrán acercarse desde la política. Tanto el jefe negociador de Santos, Humberto de la Calle, como el de la guerrilla, Luciano Arango Marín –alias Iván Márquez–, expresaron que se parte de premisas distintas, donde el gobierno busca que se dejen las armas sin concesiones, mientras del otro lado se espera garantizar los objetivos estratégicos que dieron su origen histórico.
De tal manera, el copresidente de la Comisión de Paz del Congreso y representante del Polo Democrático Alternativo, Iván Cepeda, considera que las posturas no son un impedimento, sino un desafío de un camino a la paz que ya comenzó.
Señalar este punto de comienzo es importante, porque más allá del debate actual, en el que intentan calificarlas de terroristas, lo cierto es que la guerrilla surge de un momento de confrontación social y política, donde las garantías constitucionales estaban suspendidas. Igualmente, lo importante es que se deja de lado este punto, y comienza una negociación, donde definitivamente las FARC se constituyen como un actor a legalizar. Es que su grado de influencia es insoslayable: cuenta con unos 18 mil integrantes y una influencia en 24 de los 32 departamentos de Colombia, especialmente al sur y oriente del país.
En el próximo encuentro, que será el 15 de noviembre en La Habana –donde tuvieron lugar las primeras gestiones– se va a profundizar en los cinco puntos de la agenda pactada. Será en primer término el desarrollo agrario. Posteriormente, se avanzará en participación política, narcotráfico, desarme y derechos de las víctimas. Un largo camino que cambiará la geopolítica del continente.
Tan es así, que en conversaciones con este analista, el representante del PC argentino en el Foro San Pablo comentó que "los partidos colombianos miembros –Polo Democrático Alternativo, Partido Comunista, Presentes por el Socialismo, y Marcha Patriótica que encabeza Piedad Córdoba– están a favor de un proceso de paz". A su vez sostuvo: "El Foro de San Pablo ve positivo ese desarrollo, porque la integración latinoamericana requiere un continente en paz y que esté libre de bases militares extranjeras."
Es que el accionar de las fuerzas de izquierda en la región es importante, porque las diferencias entre el gobierno colombiano y las FARC sólo podrán acercarse desde la política. Tanto el jefe negociador de Santos, Humberto de la Calle, como el de la guerrilla, Luciano Arango Marín –alias Iván Márquez–, expresaron que se parte de premisas distintas, donde el gobierno busca que se dejen las armas sin concesiones, mientras del otro lado se espera garantizar los objetivos estratégicos que dieron su origen histórico.
De tal manera, el copresidente de la Comisión de Paz del Congreso y representante del Polo Democrático Alternativo, Iván Cepeda, considera que las posturas no son un impedimento, sino un desafío de un camino a la paz que ya comenzó.